sábado, 3 de agosto de 2024

ES NECESARIO RENUNCIAR A LAS ATADURAS

 


Los cazadores de monos, emplean una técnica muy sencilla para atraparlos. Hacen un agujero, en la tierra o en un coco, tan pequeño que sólo quepa la mano del mono. Después introducen en él nuez o maní. El mono, en busca de comida la agarra y aprieta la mano para sacarla, al no poder se obsesiona tanto por ella, que es incapaz de soltarla y escapar. Así cae en manos del cazador.

Nosotros los humanos, no lo hacemos distinto al mono. Sabemos que tenemos o hacemos cosas que nos hacen mucho daño y están deteriorando nuestras vidas y somos incapaces de dejarlas, porque algunas de ellas nos dan cierto "placer" Es así, como permanecemos albergando desobediencia, rebeldía, rencor, odio, deseos de venganza, falta de perdón y autoestima baja. Vivimos envueltos en situaciones de fornicación, adulterio, relación de pareja, relación sentimental, promiscuidad, obsesión, infidelidad, mentira, homosexualidad, autogratificación y pornografía, que, aunque nos hacen sentir "bien" por un tiempo, luego llegan sentimientos de autocompasión. Están entre nuestras "amistades” personas manipuladoras o maltratadoras con las cuales hemos creado un vínculo de dependencia.

Decimos: ese mono si es tonto, por no soltar la mano lo llevan cautivo. Sin embargo, no opinamos igual del hombre que vive en cautiverio, por no soltar sus ataduras, aparentando ser libre.

La Biblia en Efesios 4:22-24 dice: "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad"

¿Tienes algo entre tus manos? Suéltalo, no permitas que te atrape el enemigo de las almas.

QUE NADIE NI NADA, TE HAGA CAMBIAR

 


Doce hombres acompañaron a Jesús en su ministerio terrenal. Él mismo los escogió, cada uno muy distinto del otro. Los nombró sus discípulos. Pasaron juntos momentos únicos e inolvidables. Seguro que pudieron compartir muchas cosas en casi tres años. Entre los seleccionados estaban Judas y Pedro. Ambos tuvieron privilegios. Uno, era el tesorero; el otro, participó de momentos muy exclusivos junto a su Maestro. 

Sin embargo, la historia no terminó con la felicidad del inicio. Judas, por treinta monedas de plata, vendió a su mentor. Por otro lado, Pedro negó conocerle. ¿Sabía Jesús que esto ocurriría? Claro que sí. Me asombra la inmutabilidad de Cristo. Los siguió tratando igual, no se enfureció, no se quejó por haber dada todo a cambio de nada, ni renegó por la amistad pisotead. Ni judas ni Pedro, cambiaron al Maestro, tampoco la traición pudo lograrlo.

Constantemente estamos rodeados de personas, con características distintas. Ninguna de ellas tiene el poder para hacernos cambiar. La generosidad, no se puede perder por un mal agradecido. Nadie, por muy terco que sea, puede acabarnos la paciencia. ¡Me hiciste poner bravo! dicen algunos. Otras, prometen no volver a amar, por uno que no valoró su amor. “No vuelvo a tener amigos, siempre me quedan mal” comenta  un traicionado. Es impresionante cómo les damos tanto poder a los demás, para transformar para mal nuestras vidas.

En otras ocasiones, no son personas, sino situaciones que conspiran para hacernos cambiar. Humillación, vergüenza, traición, venganza, abandono, éxito, fama, prosperidad, enfermedad, crisis o muerte ha vencido a algunos transformándolos en seres difíciles de tratar. 

“Si alguien les hace algo malo, no hagan ustedes lo mismo; si alguien los insulta, no contesten con otro insulto. Al contrario, pídanle a Dios que bendiga a esas personas, pues él los eligió a ustedes para que reciban bendición” 1 Pedro 3:9 (TLA)

Mantente como eres, sigue siendo una persona serena, tranquila, de buen humor, amable, generosa, amigable, amorosa, servicial. ¡El mundo te necesita así, no cambies!

 

viernes, 2 de agosto de 2024

CON MEDIANA CAPACIDAD


Mateo, el evangelista, presenta la Parábola de los talentos donde un señor se va lejos, pero antes entregó sus bienes a sus siervos. Según su capacidad, a uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno y luego se fue lejos. Al tiempo regresó y arregló cuentas con ellos. El primero y el segundo lo mullicaron, pero el último, por miedo lo escondió.

 Me gusta la aptitud del segundo hombre, no se comparó por su mediana capacidad, con ninguno de sus dos compañeros. Se centró en lo que había recibido y lo que tenía que hacer. No se quejó porque al primero le dieron más, pero tampoco dejó de trabajar como el tercero.

El rey Saúl estaba más capacitado que David, pero el joven pastor creyó que Dios lo usaría en derrotar a Goliat y a los filisteos, como las veces anteriores en luchas con osos y leones. Sin saber manejar armas de guerra, obtuvo el triunfo.

Usa lo que Dios te dio, independientemente si estás al lado de un gigante en determinada área. No tengas temor.

Tal vez otros escriban mejor, pero yo me atreví a creer que Dios usaría mis escritos. Haz tú lo mismo con tu habilidad sea cual sea, liderazgo, canto, música, servicio o consejería. No me refiero a grandeza o fama, aunque podría darse, sino a que Dios pueda usarte sin importar que sea para que una sola persona o un grupo pequeño, cambien, avancen o progresen o sean servidos.

Tu poca capacidad el Señor la utilizará. Trabaja todos los días, con mucho esfuerzo. Si él te lo pide, es porque va a estar contigo.

Curiosamente, el segundo siervo con menos capacidad y menos monedas, obtuvo el mismo resultado de su trabajo, el cien por ciento, que el primero. Así que anímate, tendrás éxito. 

“Cada uno de ustedes ha recibido de Dios alguna capacidad especial. Úsela bien en el servicio a los demás” 1 Pedro 4:10 (TLA)

 

 

 

 

 

EXPRESIÓN DE PERDONADO



Hace algunos días, escuché a una persona expresarse de otras dos de una manera increíble. Me sorprendió la manera en cómo expresaba lo que los otros habían hecho en el pasado. “Los dos son igualitos, por ninguno meto la mano” fueron sus palabras. En mi asombro, pensé que esas no eran palabras de un ser que una vez también fue perdonado.

A propósito del perdón, Jesús relató la siguiente parábola: »En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que cierta vez sucedió en un país. El rey mandó llamar a sus empleados para que le informaran cómo andaban sus negocios y para que le pagaran todo lo que le debían. »Cuando comenzó a sacar cuentas, le llevaron un empleado que le debía sesenta millones de monedas de plata. Como el empleado no tenía dinero para pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa y sus hijos, y que vendieran también todo lo que tenía. Así, con el dinero de esa venta, la deuda quedaría pagada. »Pero el empleado se arrodilló delante del rey y le suplicó: “Señor, deme usted un poco más de tiempo y le pagaré todo lo que le debo.” »El rey sintió compasión de su empleado y le dijo: “Vete tranquilo; te perdono todo lo que me debes.” »Al salir del palacio del rey, ese empleado se encontró con un compañero que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y le dijo: “¡Págame ahora mismo lo que me debes!” »El compañero se arrodilló delante de él y le suplicó: “Dame un poco más de tiempo y te lo pagaré todo.” »Pero aquel empleado no quiso darle tiempo, y mandó que metieran a su compañero en la cárcel, hasta que pagara el dinero que le debía. »Los otros compañeros, al ver lo que había pasado, se molestaron mucho y fueron a contárselo al rey. »Entonces el rey mandó llamar a aquel empleado y le dijo: “¡Qué malvado eres! Te perdoné todo lo que me debías, porque me lo suplicaste. 33 ¿Por qué no tuviste compasión de tu compañero, así como yo la tuve de ti?” »El rey se puso furioso, y ordenó que castigaran a ese empleado hasta que pagara todo lo que le debía. Jesús terminó diciendo: «Lo mismo hará Dios mi Padre con cada uno de ustedes, si no perdonan sinceramente a su hermano.» Mateo 18:23-35 (TLA)

Parece mentira, que después de recibir una absolución tan grande, nos fijemos en las pequeñeces que han hecho los demás.  Que luego de haber recibido la libertad, seamos esclavos del mal que el otro realizó.

No se debe recordar lo pasado, si Dios ya perdonó; hay que creer en el cambio, que tal vez no ha podido demostrar o no se ha querido ver. No es tapar fallas o malos comportamientos; es cubrir, “El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas” Proverbios 10:12 

No es de nuestra incumbencia el trato del Señor con los otros, solo él conoce los corazones y ve distinto a nuestra manera. Hay que tener mucho cuidado con la siguiente advertencia: »No hables mal de un esclavo ante su amo, porque el esclavo podría hablar mal de ti y quedarás en ridículo ante todos. Proverbios 30:10 (TLA)

 

jueves, 1 de agosto de 2024

TE HABLO CON VOZ…

 


De trueno cuando te equivocas y no he fallado nunca.

Silenciosa al anhelar que leas la profundidad de mi ser, lo que hay allá muy dentro de mí.

Adolorida y sin fuerza cuando he fallado haciendo lo indebido.

Cristalina y fresca al sentir que no eres de otro mundo.

Llagosa cuando perdonar no es plenitud liberadora.

Hambrienta al sentir que no me sacias y mi alma está hueca.

Mentolada cuando veo tu alma agónica y tu espíritu eutanásico.

Seca, sin tragar saliva al perder mi manual de consejería.

Roja y azucarada porque sé que me perteneces.

 

TÚ, SIEMPRE TÚ

 


Tú al principio,

Tú al final.

Tú en el amanecer cálido y acogedor,

También en el ocaso frio y triste, tú.

Tú en el blanco limpio, Inmaculado

Y en el negro serio, imponente.

Tú en la llegada,

Tú en la despedida.

Tú en la calma anhelada y necesaria,

También en la tormenta devastadora, tú.

Tú en la colorida flor

Y en la espina afilada.

Tú al nacer...

Tú al morir,

Siempre tú, Señor.

 

lunes, 29 de julio de 2024

ASÍ ES VENEZUELA

                                    


Venezuela, así tenías que ser,

Con nombre como de mujer.

Inigualable, linda y virtuosa.

El Creador te hizo maravillosa

Con Andes, llanos, selva, médanos y costa.

Te colocó al norte de Suramérica

Para ser bañada por el Mar Caribe.

Te dio pueblos pintorescos y sin par

Boconó, Niquitao, Tovar,

Cubiro, San Pedro del Río, Sanare.

Tus ríos regalan al pueblo agua potable.

Tus riquezas son inagotables:

Petróleo, café, oro, carbón, cacao y sal,

Gente amable, trabajadora y cordial.

Eres conocida a nivel mundial

Por tu maravillosa diversidad cultural.

Coplas, leyendas, galerón, joropo,

Mojito, casabe, pizca andina, sancocho,

Liquiliqui, campechana, manta guajira, hamaca,

Furruco, mandolina, arpa, cuatro, maraca,

Cocada, chicha, guayoyo y carato,

Hacen de ti un país digno de retrato.

Tierra donde se habita como hermano

Yucpa, Pemón, Piaroa, Yekuana, Guaraúno

Yaruro, Guajibo, Yanomami y Paraujano.

Tierra donde la sabiduría está de primera

Arturo Uslar Pietri, Ramón J. Velázquez, Rafael Caldera.

Tierra donde la música se lleva en la piel

Mariano Rivera, Pablo Canela, Vicente Emilio Sojo, Alfredo Sadel.

Tierra donde el arte fluye a montón

Juan Félix Sánchez, Cruz Diez, Armando Reverón.

Tierra donde la belleza la tiene toda mujer

Susana Duijm, Maritza Sayalero, Alicia Machado, Gabriela Isler.

 

 

 

A DIOS LE PERTENECE MI SONETO

 



Cada quien es dueño de propiedades:

la hoja nunca abandona su verdor,

ni tampoco el sol su luz y calor;

y yo solo vivía adversidades.

 

Está mi vida escrita en dos mitades

cuartetos y tercetos con valor

bien plasmados por un gran escritor

¡mi dueño no soy, sépanlo amistades!

 

A Dios le pertenece mi soneto,

a mi endecasílabo le da vida,

con gusto soy su siervo, a él me someto.

 

Con la de su hijo me compró la vida,

a él hoy le debo mi ser por completo…

nada hay que mi agradecimiento impida.

martes, 16 de enero de 2024

SOY MAESTRO

Soy maestro, sí un maestro. 

Soy un vencedor de obstáculos, creativo, líder, sabio, innovador, conciliador, paciente, visionario, espiritual y humilde.

Nací con el temple de Luis Beltrán Prieto Figueroa, Andrés Bello, Simón Rodríguez, María Montessori, Paulo Freire y Jean Piaget.

Trabajo incansablemente hasta emular a mi colega Robinson y escuchar o leer de alguno de mis estudiantes: "Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló. Ud. fue mi piloto aunque sentado sobre una de las playas de Europa. No puede Ud. figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Ud. me ha dado; no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles".

Soy un maestro que se goza en la seguridad de que en todo lugar del mundo hay una maestra o un maestro enseñando, formando, guiando o corrigiendo. En el pueblito más lejano, más remoto, tal vez no encontremos un médico, un ingeniero, un abogado, un policía, una enfermera o un bombero, pero sí estará un maestro que con su poca preparación e inmenso deseo llene el corazón y la mente de sus aprendices.

Afortunadamente, entendí que el trabajo del educador nadie lo puede pagar. Es incalculable y ningún estado o gobierno, está en la capacidad de cancelarlo. ¿Cómo pagar tantos días, meses y años de preparación, de lectura, de planificación, de invertir en materiales educativos? Eso es imposible. Así que, disfruto mis quincenas para cubrir mis gastos, pero sin que me desmotive la poca remuneración y con alegría y entusiasmo cumplo con mi labor educativa.

Soy un maestro consciente de mis errores, quizás innumerables y por eso sigo formándome, preparándome para el futuro, abierto a los cambios y transformaciones, que harán de mí una mejor persona, apuntando siempre seguir los pasos del Maestro de maestros, Jesús.

Soy un maestro que, paradójicamente, cuando enseño mis mejores lecciones, termino aprendiendo de cada pequeño, de sus experiencias,  dudas o inocencia. 

Soy un ídolo, superhéroe, enfermero, médico, abogado, costurero, amigo, abuelo, papá, tío, payaso, psicólogo, terapeuta, pastor, prestamista, mago o entrenador, así me ven cada uno de mis estudiantes.

Creo en un Dios que ama de una manera inigualable. Cada año me aseguro que mis discípulos conozcan  de su amor y lo mucho que valen para él.

He reído muchísimo con mis estudiantes, de sus ocurrencias, locuras y hasta de las metidas de pata. He celebrado cumpleaños, la llegada de un nuevo integrante de la familia o de una mascota nueva. He disfrutado verlos ya grandes, adultos, con una profesión u oficio y algunos con su familia. También, he sufrido al ver cómo les afecta la separación de los padres, el abandono o la indiferencia que reciben de sus representantes. Sus alegrías y tristezas, las he hecho mías también.

Soy un maestro sumamente rico. Me enriquece cuando una niña me muestra su cartuchera nueva, ver un garabato que ya se parece a la letra e, una sonrisa al terminar correctamente un ejercicio de la pizarra, un dibujo de alguien igualito a mí, con las palabras te quiero mucho profe, recordar cómo llegaron a primer grado y verlos salir de sexto, totalmente cambiados, más maduros, contemplarlos vencer el miedo a las exposiciones o a participar en clase y  cuando me dan de su merienda, diciéndome que me lo mandó su mamá. 

Soy un maestro inmensamente feliz y orgulloso de ejercer esta profesión tan linda.

A veces coloco de lado la tiza, borrador, libros y cuadernos, dando pausa a ecuaciones, dictados, copias o multiplicaciones,  para conversar sobre la familia, el miedo, el perdón, la vida, el amor, la muerte o la tristeza.

Soy un maestro todos los días y en cualquier lugar, gracias a Dios, por tan maravilloso don.