En la antigüedad, alrededor de las
ciudades construían un muro o muralla para protegerse de invasiones enemigas.
El muro les brindaba la protección necesaria para vivir seguros. Jerusalén no
fue la excepción. Su muro tenía una longitud de 4.018 metros, una altura de 12
metros y 2,5 metros de ancho. Poseía 8 puertas y 34 torres de vigilancia. Este
muro lo derribó Nabucodonosor y Nehemías lo reconstruyó para brindarles la
seguridad a los judíos que habían regresado del exilio. Tener un muro
representaba tener protección.
Satanás, en una conversación con Dios,
le argumenta que Job le sirve porque le ha puesto un cerco alrededor. “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso
teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a
todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus
bienes han aumentado sobre la tierra” Job 1:9-10
Dios tiene un cerco o un muro que
protege a cada creyente, siempre ha sido así. No es un muro físico, que pueda
ser derribado o destruido.
El principal cerco es su presencia. “El ángel de Jehová acampa alrededor de los
que le temen, y los defiende” Salmos 34:7 Debemos vivir con la certeza que
Dios está a nuestro lado, independientemente de lo que hagamos o esté
sucediendo. Esta compañía no es pasiva, sino muy activa y con un propósito o
trato particular bien definido. Él sabe que no podemos caminar solos en esta
vida y nos promete: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” Éxodo 33:14
Otro muro que el Señor coloca, es su mano
poderosa. “Ninguna
arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante
contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su
salvación de mí vendrá, dijo Jehová” Isaías 54:17 Él pelea por sus hijos. El que venga a
hacernos daño, se encontrará con Jehová de los Ejércitos, quien nos defenderá
como un pastor lo hace con su oveja indefensa. ¿Sientes miedo aún? “El Señor está de mi parte, por tanto, no
temeré; ¿qué me puede hacer un simple mortal?” Salmo 118:6 (NTV)
Como en el caso de Job, el cerco de
Dios protege nuestra casa, familia y todo lo que tengamos. Sentirse protegido produce
bienestar, tranquilidad y paz, así sesea el Señor que vivamos.
“Como
Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su
pueblo desde ahora y para siempre”. Salmos 125:2
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