sábado, 18 de octubre de 2025

AÚN HAY RAZONES PARALUCHAR


En el año 1997, el cantante Marcos Vidal, presentó una producción musical para niños, titulada “El Arca”.  En ella, hay una canción donde canta el ruiseñor, mostrando la fatalidad de entrar en el arca, haciendo ver que todo estaba perdido. El canto del ave dice así:

Nadie puede ver,

Ni puede entender, lo que mi alma siente, en la angustia de mi soledad.

Porque nunca más, volveré a cantar, cuando el día muere y en el bosque cae la obscuridad.

No podré volar, a la luz de la luna, ni me dormiré con la roja luz del sol al amanecer.

Ya no veré la pradera, disfrazándose en la primavera,

Ni las nubes subiendo del mar.

No escucharé más al viento, ni sabré si es otoño o invierno.

No veré más el atardecer, ni los copos de nieve al caer.

No podré volar, a la luz de la luna.

Ni me dormiré, con la roja luz del sol al amanecer.

Muy cerca de nosotros, hay personas en esta lamentable condición, entregadas a la derrota, sin esperanza, sin ánimo de luchar o de creer que todo puede cambiar para mejor. Aunque en la vida nos suceden cosas que nos tumban dejándonos en el suelo y con un peso difícil de levantar, no todo ha acabado.

No pierde sentido la vida después de la muerte de un ser querido, de un diagnóstico oncológico, de un divorcio, de un embarazo precoz, de una infidelidad, de la amputación de un miembro del cuerpo, de la ausencia de un familiar, de una discapacidad, desempleo o la pérdida de un bien material importante.

El ruiseñor, en su canción, aseguraba que ya no podría hacer nada más, a causa del diluvio. Sin  embargo, Dios hace salir un hermoso Arcoíris, mostrando que no se había extinguido absolutamente todo.

Después del momento crítico, hay que creer que existen nuevas oportunidades, otra puerta que se abre, se renueva la visión, un plan o  propósito divino se nos revela. Se deben tener los ojos bien abiertos, para ver cómo Dios actuará. Y de acuerdo con esa nueva perspectiva, comenzar con la construcción de una nueva etapa de vida.

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11 NVI

¡No te rindas, aún hay razones para luchar!

 


 

CRUZA LA META


El atleta británico Derek Redmond, era uno de los favoritos para ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. A pocos metros de la meta, en las semifinales de 400 metros, un tirón en la parte posterior de la pierna derecha lo paralizó y obligó a arrodillarse en la pista.

A pesar del dolor, lágrimas  y frustración,  se levantó para terminar la carrera. Con pequeños saltos sobre el pie izquierdo, reinició su tarea. Luego, el apoyo del brazo de su padre lo ayudó a cruzar la meta. Inmediatamente, fue ovacionado por 65.000 emocionados presentes en el Estadio Olímpico de Montjuic.

La vida es una carrera que se debe concluir. Vivimos momentos de alegría y también de sufrimiento. El abandono, la traición, la infidelidad, el maltrato, la  humillación, la vergüenza, la enfermedad, la muerte causan un profundo dolor. No podemos quedarnos llorando y arrodillados ante la crisis. De nada sirve culpar a otros, justificarnos o practicar la autocompasión. Hay que levantarse y seguir la ruta trazada hasta cruzar la meta. Tal vez algunos quieren vernos en el suelo. Otros esperan que nos pongamos en marcha para apoyarnos  hasta obtener la victoria.  Un grupo más numeroso desea vernos cruzar la meta y ovacionarnos.

La mujer adúltera, de la que cuenta el apóstol Juan,  me la imagino en el suelo llorando, humillada, acusada y avergonzada. Jesús la levantó, no sé si con su mano, pero seguro que sí, con sus palabras. “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie, sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan 8: 10 -11. No sería fácil iniciar una nueva vida luego de semejante escándalo, mas con el apoyo del Maestro pudo enfrentar las críticas y acusaciones.

La línea de meta de Jesús era el Monte Calvario y no se detuvo en el camino, quejándose por la traición de Judas, la negación de Pedro, lo pesada de la cruz o el dolor por los latigazos. Cumplir el propósito de Dios era la motivación para no detenerse. ¿Te imaginas qué sería de nosotros si se hubiera rendido?

El apóstol Pablo sabía que no podía sumergirse en lamentos por una vida de sufrimiento; conocía el final. Le escribió a Timoteo lo siguiente: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 Timoteo 4: 6 – 8.

¿Tropezaste y caíste? Llora, grita, expresa tu enojo, desahógate. Luego levántate, seca tus lágrimas y levanta la cabeza. Dios cree que puedes concluir tu carrera. ¡Adelante!

 


 

¿CÓMO SERÁ TU DÍA HOY?

Cada día tiene sus matices, de acuerdo con la dinámica de la vida. A nuestro parecer los hay estupendos o fatales. Los primeros queremos que se repitan y los segundos no deseamos ni recordarlos. Un día “lluvioso” es un día con llanto, fracaso, dolor, tristeza, escasez, enfermedad o cualquier otra situación desagradable. Un día “soleado” es un día de alegría, compartir con personas amadas, risas, éxito, felicidad y ningún percance.

Hoy el día estará como lo queramos ver. Podemos tener un día pésimo y, sin embargo, ser el mejor. Igualmente, tendría un día estupendo y podría ser o parecer el más horroroso.

Si a un día difícil le añadimos gratitud, confianza, esperanza, alegría, buen humor, y fe, será  maravilloso. Pero si a ese mismo día le agregamos quejas, malas respuestas, pesimismo, rabia y maldiciones, seguro que será un día inaguantable.  Todos los días, como vengan, son un regalo del Señor y lo que suceda está bajo su voluntad. El HOY lo creó con la intención de vernos felices. El salmista estaba claro con respecto a esto cuando escribió: “Este es el día que hizo Jehová; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!” Salmos 118:24.

En fin, nuestro día será como decidamos edificarlo y dependerá de los materiales que se usen.

¿Cómo será tu día hoy? Será como tú quieres que sea.

 

martes, 10 de junio de 2025

¿CÓMO ALEJAR EL TEMOR?


Hace algunos años, debíamos ir a un sitio y, para cortar bastante camino, teníamos que atravesar un trayecto arriesgado. Nadie, que no fuera de la zona, podía pasar por allí. La solución que nos dieron fue llamar a un hermano que conocía a los malandros del lugar. Lo mandamos a buscar y al llegar sentimos tranquilidad. Al partir y por el camino nos fue dando instrucciones que debíamos seguir al pie de la letra, para no tener inconvenientes.

Creo que hay dos maneras de alejar el temor de nuestras vidas. Ambas están al alcance.

La primera es estar plenamente convencidos de que Dios está con nosotros siempre. Su compañía basta para enfrentar cada una de las situaciones que vivimos día a día. Su presencia es real y verdadera. La Biblia nos ayuda a que esa convicción se fortalezca y no haya lugar para el miedo.

“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” Isaías 41:10 NVI. “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas” (Josué 1:9 NVI). “El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? Salmos 118:6 NVI: "El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes”. Deuteronomio 31:8 NVI

La segunda es escuchar o leer su palabra que nos invita a no dar cabida al temor. Si Dios lo dice, se puede lograr. Su palabra en nuestro corazón genera confianza y valentía en medio de la tempestad o turbulencia.

“Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”. Isaías 41:13 NVI “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí” Juan 14:1 NVI “No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino” Lucas 12:32 NVI.

En conclusión, la compañía de Dios sumada a su firme palabra producirá que el miedo se aleje y podamos vivir en libertad.   Ante su activa presencia no existe temor que prevalezca.

EXCUSAS

 



Dos hermanos gemelos fueron criados por un padre borracho. Uno de ellos se volvió alcohólico; cuando le preguntaron "¿qué pasó? contestó: “Mi padre me dio un mal ejemplo…” El otro niño creció y jamás bebió en su vida. Cuando le preguntaron el porqué, contestó: “Mi padre me dio un pésimo modelo a seguir…” Dos hijos, el mismo padre, dos puntos de vista diferentes.

Generalmente tenemos una excusa para justificar nuestras acciones, siempre ha sido así y creo que continuará por mucho tiempo de la misma manera.

El libro de Génesis narra la historia de José. Desde muchacho comenzó a sufrir en la vida: envidiado por sus hermanos, su padre no creía en sus sueños, fue vendido como esclavo, luego de un intento de asesinato y, cuando intentaba surgir, fue llevado a la cárcel.

José tenía la excusa perfecta para abandonarse como joven, en un mundo que brindaba pocas oportunidades para crecer, superarse y lograr metas y proyectos. Carecía del estímulo principal para triunfar: la familia. La vida le dio muy duro y con ello razones para abandonar todo deseo de alcanzar el progreso o el éxito. La vida de José, igual que la de muchos, es una buena excusa para dejar que las cosas sigan su rumbo, para resignarse a vivir lo que le tocó y que no se puede cambiar el destino.

Así pensó el primer hermano de la historia contada al principio y es el pensamiento de la mayoría, lamentablemente.

Sin embargo, hubo algo en José que lo hizo reaccionar distinto a los demás o como esperaban los demás. Su fe en Dios lo hizo alcanzar sus propósitos y poner a un lado todo el sufrimiento y las trabas que iba presentando la vida.

José tenía todas las excusas aceptables para ser una persona rencorosa, con odio, sin amor a la familia y a la vida, fracasada y sin ánimo de perdonar.

Pero ocurrió todo lo contrario; esas mismas razones las tomó para que la vida sea contada por el escritor de Génesis, tal como la vemos hoy, de ejemplo para emprender y alcanzar lo propuesto.  Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Génesis 50:19-20.

Para perdonar, José tomó como excusas algunas de las siguientes: mis hermanos eran muy débiles de carácter y por eso actuaron así, no sabían el mal que me estaban haciendo, sus corazones estaban heridos por el trato preferencial de mi padre hacia mí. Hoy son valederas para perdonar a otros, si la tomamos también. Fue un accidente, no pensó en hacerme daño, no sabía lo que hacía, se descuidó y el diablo usó, estaba pasando un momento de debilidad. En su corazón, José decidió guardar perdón en lugar de odio.

José tomó como excusa también todo lo que le pasó para ser una persona de bien. Decidió esforzarse para lograr escalar hacia posiciones principales. Sí, lo puedo lograr, Dios está conmigo, no me puedo rendir, mi familia me necesita, debo ser de ejemplo; no importa el fracaso anterior, fueron tal vez las excusas que se presentó José a sí mismo.

“El optimista siempre tiene un proyecto, el pesimista siempre tiene una excusa”, dijo alguien, en algún momento.

¿Qué tipo de excusas tenemos hoy? ¿Las que nos llevan por el camino de los comunes? ¿Las que nos posicionan en la cúspide para ser de bendición y ejemplo a otros?

Tenemos a un Dios poderoso que nos guía y acompaña siempre. Entonces, sí podemos. Hagámoslo como José.

UN TIEMPO PARA TI.


El huso horario es cada una de las 24 partes en que se divide la Tierra por medio de meridianos, comenzando en el meridiano de Greenwich, y que sirve para determinar la hora en los días, una división por cada hora. Curiosamente, estamos pendientes el primero de enero de cuál país recibe el año primero y cuál lo recibe de último. En Oceanía, países como Samoa y Kiribati, por su horario, son los primeros en recibir el año nuevo y el último país es la isla de Tahití, o también llamada Polinesia Francesa.

Algunos países, por su extensión, tienen varios husos horarios. Estados Unidos tiene cuatro husos horarios, cada uno con una hora de diferencia. California, Colorado, Alabama y Nueva York tienen diferentes horas.

Aunque todos somos hijos de Dios, él tiene un tiempo muy particular para cada uno. Quizá sea un tanto difícil de comprender por nuestra mente finita.

En cada huso horario particular, habrá un trato específico para ti. Una palabra, instrucción, tarea, orden, promesa, enfermedad, crisis o un triunfo será la manera en que Dios se entienda contigo. Por lo tanto, es muy importante que no te compares con otros, por ser situaciones distintas, únicas.

Tal vez, hoy puedas estar celebrando tu año nuevo primero que los demás, pero el mes que viene, seas el último en festejar. O puedes estar en un problema insoportable y mañana olvidarás que lo tuviste. Si lo entendemos, nos desenvolveremos mejor en los tiempos divinos y no habrá reclamos ni quejas.

El Señor tuvo un tiempo para Abraham, Daniel y Moisés. El primero tardó muchos años en recibir la promesa de ser padre. Al segundo, se le respondió veintiún días después: su oración. Y al último, pasó cuarenta años formándose en el desierto.

Tu tiempo y mi tiempo siempre serán distintos, pero la bendición de Dios será la misma.

En tu mano están mis tiempos… Salmos 31:15

CONSEJOS SABIOS



El siguiente relato viene de la tradición oral y lo transcribí del librito “Consejos sabios de un colibrí” de Editorial EDILUX.

“Un día un hombre atrapó un pájaro. Se trataba de un colibrí. Al momento que quiso matarlo para comérselo, el colibrí se dirigió a él en estos términos: —Buen hombre, ¿qué beneficio te traerá mi muerte? La verdad es que no soy lo suficientemente grande como para saciar el hambre que tú tienes. Déjame en libertad y te daré tres consejos, los cuales te serán de gran provecho. El hombre prometió liberarlo a condición de que le dijese que sería para él lo más conveniente en la vida. El colibrí respondió: —Escúchame bien: no te lamentes jamás por las cosas perdidas. No pretendas conseguir lo que nunca podrás tener. Finalmente, no creas ciegamente en asuntos inverosímiles. Procura, entonces, aplicar en tu vida estos tres y vivirás feliz. Inmediatamente el hombre soltó al colibrí y éste salió hacia las alturas, volando por encima de su cabeza, no sin antes asegurarse de que el hombre había entendido sus consejos; por lo cual le dijo: —¡Qué tonto has sido dejándome en libertad, pues has dejado de ganarte un gran tesoro! ¡Yo tengo bajo mis alas joyas tan grandes como un huevo de avestruz! Terminando de decir eso, una furia ciega se apoderó del hombre, quien intentó por todos los medios recapturar al colibrí… Todo fue en vano. Nuevamente, con la velocidad y la agilidad que lo caracterizan, el colibrí sobrevoló por encima del hombre y le dijo: Me he dado cuenta de que no eres astuto, pues no has puesto en práctica mis consejos. Bien te había dicho que nunca te arrepentiste por las cosas perdidas; pero exactamente me he dado cuenta de que tú te has arrepentido por dejarme en libertad. De igual manera, te he aconsejado nunca desear tener aquello que no puedes alcanzar; y, sin embargo, te esfuerzas por capturarme nuevamente, sabiendo que yo vuelo por encima de ti a gran velocidad y altura. También te he dicho que no creas en lo inverosímil; y tú has creído que yo tenía bajo mis alas joyas del tamaño de un huevo de avestruz, a pesar de que yo soy mucho más pequeño que el huevo más diminuto de mi pariente. ¡Adiós, hombre terco! Y sosteniendo su vuelo en un solo punto, desapareció de la vista del hombre, como si fuera un pájaro encantado”.

¿Acaso no hemos hecho nosotros lo mismo alguna vez? Una persona terca es la que se mantiene inamovible en una opinión, posición o actitud, aunque se le den mil argumentos de que está equivocada o que no es como piensa. Para completar, se niega a dar una explicación acertada de su resistencia. Obstinado, testarudo, porfiado, empecinado y obcecado son algunos de los sinónimos de terco.

“..., cuando un hombre, por causa de su aspereza natural, pretende retener lo que, siendo superfluo para él, es necesario para los demás, y, debido a la terquedad de sus pasiones, no puede corregirse, habrá de ser expulsado de la sociedad por constituir un peligro para ella.” Thomas Hobbes

La terquedad es un antivalor y no debe ser confundida con la perseverancia y constancia. “No debemos tomar la terquedad de nuestros prejuicios como valor para defender nuestras opiniones.” Anónimo

Tú me dijiste: «Yo te voy a instruir; te voy a enseñar cómo debes portarte. Voy a darte buenos consejos y a cuidar siempre de ti. Los mulos y los caballos son tercos y no quieren aprender; para acercarse a ellos y poderlos controlar, hay que ponerles rienda y freno. «¡No seas tú como ellos!» Salmos 32:8-9.

EL MAESTRO BÚHO

 



El maestro búho abre hoy la escuela.

En la mata de mango a todos espera.

Suma y resta es su especialidad.

Lee muy bien, a pesar de su avanzada edad.

Poesía, dibujo y canto,

Enseña con pasión y encanto.

La lechuza y el cocuyo afinan su oído,

Mientras rabipelado, se queda dormido.

En su clase ninguno está triste,

En ocasiones, les cuenta un chiste.

De Dios enseña en su lección,

Y le agradecen con una oración.

Enseña, que, si al mundo quieren cambiar,

Respeto y obediencia deben practicar.

Como búho, es el mejor profesor.

Sus alumnos le manifiestan su amor.