martes, 10 de junio de 2025

EXCUSAS

 



Dos hermanos gemelos fueron criados por un padre borracho. Uno de ellos se volvió alcohólico; cuando le preguntaron "¿qué pasó? contestó: “Mi padre me dio un mal ejemplo…” El otro niño creció y jamás bebió en su vida. Cuando le preguntaron el porqué, contestó: “Mi padre me dio un pésimo modelo a seguir…” Dos hijos, el mismo padre, dos puntos de vista diferentes.

Generalmente tenemos una excusa para justificar nuestras acciones, siempre ha sido así y creo que continuará por mucho tiempo de la misma manera.

El libro de Génesis narra la historia de José. Desde muchacho comenzó a sufrir en la vida: envidiado por sus hermanos, su padre no creía en sus sueños, fue vendido como esclavo, luego de un intento de asesinato y, cuando intentaba surgir, fue llevado a la cárcel.

José tenía la excusa perfecta para abandonarse como joven, en un mundo que brindaba pocas oportunidades para crecer, superarse y lograr metas y proyectos. Carecía del estímulo principal para triunfar: la familia. La vida le dio muy duro y con ello razones para abandonar todo deseo de alcanzar el progreso o el éxito. La vida de José, igual que la de muchos, es una buena excusa para dejar que las cosas sigan su rumbo, para resignarse a vivir lo que le tocó y que no se puede cambiar el destino.

Así pensó el primer hermano de la historia contada al principio y es el pensamiento de la mayoría, lamentablemente.

Sin embargo, hubo algo en José que lo hizo reaccionar distinto a los demás o como esperaban los demás. Su fe en Dios lo hizo alcanzar sus propósitos y poner a un lado todo el sufrimiento y las trabas que iba presentando la vida.

José tenía todas las excusas aceptables para ser una persona rencorosa, con odio, sin amor a la familia y a la vida, fracasada y sin ánimo de perdonar.

Pero ocurrió todo lo contrario; esas mismas razones las tomó para que la vida sea contada por el escritor de Génesis, tal como la vemos hoy, de ejemplo para emprender y alcanzar lo propuesto.  Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Génesis 50:19-20.

Para perdonar, José tomó como excusas algunas de las siguientes: mis hermanos eran muy débiles de carácter y por eso actuaron así, no sabían el mal que me estaban haciendo, sus corazones estaban heridos por el trato preferencial de mi padre hacia mí. Hoy son valederas para perdonar a otros, si la tomamos también. Fue un accidente, no pensó en hacerme daño, no sabía lo que hacía, se descuidó y el diablo usó, estaba pasando un momento de debilidad. En su corazón, José decidió guardar perdón en lugar de odio.

José tomó como excusa también todo lo que le pasó para ser una persona de bien. Decidió esforzarse para lograr escalar hacia posiciones principales. Sí, lo puedo lograr, Dios está conmigo, no me puedo rendir, mi familia me necesita, debo ser de ejemplo; no importa el fracaso anterior, fueron tal vez las excusas que se presentó José a sí mismo.

“El optimista siempre tiene un proyecto, el pesimista siempre tiene una excusa”, dijo alguien, en algún momento.

¿Qué tipo de excusas tenemos hoy? ¿Las que nos llevan por el camino de los comunes? ¿Las que nos posicionan en la cúspide para ser de bendición y ejemplo a otros?

Tenemos a un Dios poderoso que nos guía y acompaña siempre. Entonces, sí podemos. Hagámoslo como José.

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