Cada día tiene sus matices, de acuerdo con la dinámica de la vida. A nuestro parecer los hay estupendos o fatales. Los primeros queremos que se repitan y los segundos no deseamos ni recordarlos. Un día “lluvioso” es un día con llanto, fracaso, dolor, tristeza, escasez, enfermedad o cualquier otra situación desagradable. Un día “soleado” es un día de alegría, compartir con personas amadas, risas, éxito, felicidad y ningún percance.
Hoy el día estará como lo queramos ver. Podemos tener un día pésimo y, sin embargo, ser el mejor. Igualmente, tendría un día estupendo y podría ser o parecer el más horroroso.
Si a un día difícil le añadimos gratitud, confianza, esperanza, alegría, buen humor, y fe, será maravilloso. Pero si a ese mismo día le agregamos quejas, malas respuestas, pesimismo, rabia y maldiciones, seguro que será un día inaguantable. Todos los días, como vengan, son un regalo del Señor y lo que suceda está bajo su voluntad. El HOY lo creó con la intención de vernos felices. El salmista estaba claro con respecto a esto cuando escribió: “Este es el día que hizo Jehová; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!” Salmos 118:24.
En fin, nuestro día será como decidamos edificarlo y dependerá de los materiales que se usen.
¿Cómo será tu día hoy? Será como tú quieres que sea.

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