Cuando estudiaba en el Instituto Bíblico
Central (actualmente S.E.P.A.D.) había un momento de descanso, después del
almuerzo, llamado la hora quieta. Dormir era Sagrado, todos debían respetarlo. Aquel
que no tenía sueño, permanecía fuera de la habitación, pero con el compromiso de
guardar silencio. El primer día, algunos le daban poca importancia, pero
después, el agotamiento hacía que obligatoriamente se cumpliera con el reposo. En
medio de la quietud, no había sonido alguno que perturbara el descanso de los
seminaristas. Esta hora no tenía cambio o sustituto, no se podía negociar con
ella. La jornada comenzaba desde muy temprano y culminaba casi con el día,
elaborando trabajos escritos o preparando exposiciones. Dejar de cumplirla, atentaba
contra la salud física y el rendimiento académico por ese mes, que estaríamos
internados.
Existen tres cosas que considero deben
ser Sagradas para un cristiano. No debemos admitir negociación alguna, alterar
o dejar de practicarlas por ninguna razón.
La primera es la oración. Es un momento
de suma importancia en el cual, vamos diariamente a Dios para adorarlo y
agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros, luego le planteamos las
necesidades.
La segunda, es la lectura de la Biblia.
Momento en el que nos colocamos frente
al escritor, para escuchar lo que quiere comunicarnos. Podría tratarse de instrucciones
generales o específicas sobre una situación que estemos viviendo en determinado
momento.
La tercera y última, es la congregación.
Son dos o tres días de la semana que dedicamos para orar, leer y adorar
colectivamente, mientras se practica la comunión con los demás creyentes.
A veces, nos hacemos negociaciones fraudulentas
cambiando la oración por conversaciones mentales, la lectura bíblica por
revisión de material cristiano, y la congregación por paseos, descanso o actividades
por terminar en el hogar, (lavar, pintar, cocinar, hacer tareas, entre otros)
Orar, leer la Biblia y asistir a la
iglesia son prácticas que nos dan vida espiritual. Por eso el énfasis del
carácter sagrado de dichas actividades.
“Por
lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios,
que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se les
abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo” 2 Pedro 1:10-11(NVI)
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