viernes, 15 de enero de 2021

Ser maestro


Gracias a Dios, poseo dos títulos universitarios, el primero, me da satisfacción; el segundo, el dinero para mis necesidades. El último supera al anterior académicamente, hasta casi invalidarlo. Delante de mis jefes y los demás, soy profesor, pero internamente y con mucho orgullo, Maestro.

Actualmente la palabra está es desuso, sin embargo creo que es la que define con más exactitud lo que somos y hacemos. Ser maestro es lo máximo. Mi Salvador, también era maestro, el mejor de todos.

Sentirse maestro, no depende de cuánto ganemos, de cómo nos traten o del valor que nos den los representantes, los gobernantes o la sociedad. Jamás el Estado tendrá para pagar la compleja labor docente. ¿Cómo se le cancela un salario justo a quien trabaja todo el día? El mejor pago, es estar frente al estudiante mientras aprende a leer, escribir o sumar. Valemos, por la magnitud de la profesión que ejercemos, siempre vestidos de humildad y vocación. No me puedo imaginar una sociedad sin maestros; estaría condenada a morir.

El maestro es un faro en medio de las densas tinieblas que arropan al mundo entero. Su luz trae esperanza, paz, sabiduría, libertad, unión y amor. Un maestro es un líder nato. Conduce a los niños a obedecer órdenes en poco tiempo, a callar cuando es necesario y a hablar, con juicio crítico, verdades que nadie se atrevería a pronunciar. Es tanta su influencia, que en algunos aspectos el pequeño le dice a sus padres: “así no es, mi maestro dice que se hace de esta forma”.  También es capaz de convencer a sus estudiantes que son personas muy especiales, que están capacitados para lograr todo lo que emprendan, que todos somos iguales, que Dios los creó con un propósito y que mamá y papá son maravillosos.   

La tarea educativa va mucho más allá del pizarrón, el lápiz y el cuaderno. El abrazo del maestro, da calor, amor, seguridad y confianza. Sus manos detienen y secan lágrimas, calman fiebre, quitan dolor de barriga y de cabeza, bajan chichones y sanan rodillas raspadas por una caída. Día a día, moldea cada educando para ser una persona integral, reflexiva, sociable, veraz, creativa, respetuosa y competente, preparada para ejercer la profesión u oficio que elija en su adultez. Su Psicología hace perdonar, resolver conflictos, aceptar al de diferente opinión, a cambiar o corregir conductas inapropiadas y que los padres estén más pendiente de sus hijos. Su confiabilidad, lo convierte en un confidente que escucha con empatía el problema familiar, lo del hermano preso, la pela que le dieron el día anterior, la muerte de la abuela o de la perra Canela. Sus palabras muestran el camino a la sociedad que todos debemos tener. Solamente hablan de la verdad, valores, tolerancia, participación, solidaridad, empatía y aceptación. No temen exponer su posición en contra de la injusticia, el aborto, la discriminación, el racismo y el abuso y maltrato infantil. Es tanto el amor por sus pequeños, que en ocasiones es mal interpretado y son asumidos como padres, tíos o abuelos. Y en otras, el enamoramiento nace y se llega a contemplar al docente con un amor romántico.

Los maestros marcan de manera tal a sus estudiantes, que nunca son borrados de la memoria. Es frecuente oír expresiones como: “Quiero leer como mi maestro” “quiero tener la letra como mi maestra” “Cuando sea grande, quiero ser maestro”.

Esta maravillosa profesión, me ha dado las mejores satisfacciones. Ver un niño escribir con éxito su nombre, sumar llevando, diferenciar la “b” de la “d”, reconocer todas las letras del abecedario o saber contar hasta el 10. Y qué decir, cuando sabe hacer el lazo del cordón de su zapato, muda su primer diente, sonríe porque todas las restas estaban buenas,  llega directamente a primera base, luego de batear o patear la pelota o te regala un dibujo con la frase: “TE QUIERO MUCHO”. La suma de todas estas experiencias me hacen inmensamente rico, supermillonario.

Por esto y muchas cosas más, vivo feliz. Primero, por lo que soy, MAESTRO, y por lo que hago, formar generaciones para un mundo mejor, el que nos merecemos.

Colegas: ¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO!

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