miércoles, 19 de febrero de 2020

Desde aquí

Desde aquí te quiero
Santa, perfecta, ideal,
Infalible, única, pura,
Belleza incorruptible.
Tan cerca; tan distante.
Mi diosa, dueña de mi universo.
Desde aquí te imagino
Sonriente, libre, segura.
Mis pensamientos tocan tus
Labios, tu cintura, tu cuerpo entero.
Mía, por siempre mía.

Desde aquí te quiero
Amigable, maravillosa,
Genial, atractiva, especial.
Tan cerca; tan imposible.
Mi reina, dueña de mi palacio.
Ocupas todo mi pensamiento.
Muñequita en caja de cristal.
Desde aquí te contemplo, en secreto
te admiro, sé todo de ti.
Mis ojos tocan tus labios,
Tu cintura, tu cuerpo entero.
Mía, por siempre mía.

Desde aquí te quiero
Real, viva, femenina, tangible,
natural, imperfecta,
amorosa, temperamental.
Con discusiones y pleitos
Con o sin sentido.
Tan cerca, que somos uno.
Mi amor, dueña de corazón.
Desde aquí te siento,
Te huelo, te vivo.
Mis manos tocan tus labios,
Tu cintura, tu cuerpo entero.
Mía, verdaderamente
por siempre mía.

Encontrémonos


Encontrémonos
En la línea donde
El cielo se hace mar
O el mar se hace cielo.
No importa si tú eres cielo
Y yo mar o viceversa.
Lo importante es que haya
Tanta pasión en nuestra unión,
Que esa línea no exista más.

jueves, 13 de febrero de 2020

El cerco de Dios



En la antigüedad, alrededor de las ciudades construían un muro o muralla para protegerse de invasiones enemigas. El muro les brindaba la protección necesaria para vivir seguros. Jerusalén no fue la excepción. Su muro tenía una longitud de 4.018 metros, una altura de 12 metros y 2,5 metros de ancho. Poseía 8 puertas y 34 torres de vigilancia. Este muro lo derribó Nabucodonosor y Nehemías lo reconstruyó para brindarles la seguridad a los judíos que habían regresado del exilio. Tener un muro representaba tener protección.
Satanás, en una conversación con Dios, le argumenta que Job le sirve porque le ha puesto un cerco alrededor. “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra”  Job 1:9-10
Dios tiene un cerco o un muro que protege a cada creyente, siempre ha sido así. No es un muro físico, que pueda ser derribado o destruido.
El principal cerco es su presencia. “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” Salmos 34:7 Debemos vivir con la certeza que Dios está a nuestro lado, independientemente de lo que hagamos o esté sucediendo. Esta compañía no es pasiva, sino muy activa y con un propósito o trato particular bien definido. Él sabe que no podemos caminar solos en esta vida  y nos promete: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”  Éxodo 33:14
Otro muro que el Señor coloca, es su mano poderosa. “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” Isaías 54:17 Él pelea por sus hijos. El que venga a hacernos daño, se encontrará con Jehová de los Ejércitos, quien nos defenderá como un pastor lo hace con su oveja indefensa. ¿Sientes miedo aún? “El Señor está de mi parte, por tanto, no temeré; ¿qué me puede hacer un simple mortal?” Salmo 118:6 (NTV)
Como en el caso de Job, el cerco de Dios protege nuestra casa, familia y todo lo que tengamos. Sentirse protegido produce bienestar, tranquilidad y paz, así sesea el Señor que vivamos.
Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre”. Salmos 125:2

miércoles, 12 de febrero de 2020

La oración cambia a las personas


Cuando mis hijos estaban pequeños y tenían problemas con algún maestro en la escuela, nuestra recomendación era orar por él o ella. Al poco tiempo de la oración, se notaba el cambio. El mismo principio lo apliqué cuando cursaba la materia Redacción de Textos, a la profesora le tenían miedo y nadie quería ver la materia con ella. Hubo ciertos roces las primeras semanas. Oré y sucedió lo solicitado. Después, le presenté una poesía que había escrito, le gustó y al final del semestre quedamos como amigos.
El Señor Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” Mateo 5:44.
Las palabras de Cristo son una guía para resolver situaciones incómodas. Muy cercano a nuestro círculo íntimo, hay alguien problemático, tóxico, que nos calumnia, persigue, acusa, humilla o avergüenza. Ese alguien puede ser la pareja, un hijo, un familiar, un vecino o un creyente.
Orad, pide Jesús. Al principio cuesta, pero después se hace casi automático. Ver el cambio, vale la pena.
Cuando oro, veo a la  persona de una manera distinta, la tolero, siento compasión, siento su debilidad. Vivo en paz, con tranquilidad, sin odio, ni deseos de venganza. No me afecta lo que haga o deje de hacer y evito hablar mal de ella.  ¿Así de fácil es esto? Bueno, es un proceso. Primero, presentas tu rabia, decepción y dolor delante de Dios. Luego, empieza la sanidad y comienzas a orar por sus necesidades, carácter, problemas, debilidades, pecados, familia y salud. Se pide que le vaya bien y tenga éxito en todo.
La oración es señal de perdón, cuando ésta comienza, ya se ha perdonado de corazón. Lo más maravilloso de todo esto, es que el cambio y mejoría, se manifiesta es en nosotros.
¿Alguien te hace la vida imposible? ¿No lo soportas? Entonces ora.

martes, 11 de febrero de 2020

Actividades Sagradas



Cuando estudiaba en el Instituto Bíblico Central (actualmente S.E.P.A.D.) había un momento de descanso, después del almuerzo, llamado la hora quieta. Dormir era Sagrado, todos debían respetarlo. Aquel que no tenía sueño, permanecía fuera de la habitación, pero con el compromiso de guardar silencio. El primer día, algunos le daban poca importancia, pero después, el agotamiento hacía que obligatoriamente se cumpliera con el reposo. En medio de la quietud, no había sonido alguno que perturbara el descanso de los seminaristas. Esta hora no tenía cambio o sustituto, no se podía negociar con ella. La jornada comenzaba desde muy temprano y culminaba casi con el día, elaborando trabajos escritos o preparando exposiciones. Dejar de cumplirla, atentaba contra la salud física y el rendimiento académico por ese mes, que estaríamos internados.
Existen tres cosas que considero deben ser Sagradas para un cristiano. No debemos admitir negociación alguna, alterar o dejar de practicarlas por ninguna razón.
La primera es la oración. Es un momento de suma importancia en el cual, vamos diariamente a Dios para adorarlo y agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros, luego le planteamos las necesidades.
La segunda, es la lectura de la Biblia. Momento en el que nos colocamos  frente al escritor, para escuchar lo que quiere comunicarnos. Podría tratarse de instrucciones generales o específicas sobre una situación que estemos viviendo en determinado momento.
La tercera y última, es la congregación. Son dos o tres días de la semana que dedicamos para orar, leer y adorar colectivamente, mientras se practica la comunión con los demás creyentes.
A veces, nos hacemos negociaciones fraudulentas cambiando la oración por conversaciones mentales, la lectura bíblica por revisión de material cristiano, y la congregación por paseos, descanso o actividades por terminar en el hogar, (lavar, pintar, cocinar, hacer tareas, entre otros)
Orar, leer la Biblia y asistir a la iglesia son prácticas que nos dan vida espiritual. Por eso el énfasis del carácter sagrado de dichas actividades.  
“Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” 2 Pedro 1:10-11(NVI)