Olvidarse del tiempo, ignorar la muchedumbre, para contemplarse como desconocidos.
Amarse vez tras vez, como quien no sabe contar, sin
pleito, cansancio o diferencias.
Entrelazar sentimientos, pensamientos y acciones
para danzar en sincronía.
Alocadamente reír de todos, por todo y por nada.
Creerse lo más mínimo y asegurarlo como lo máximo.
Disfrutar lo sencillo, lo simple y hasta lo tonto.
Discutir y pelearse sin razón, para luego
reconciliarse, con sobrada razón.
Bañarse de esperanza, fe y optimismo, para
contemplarse amalgamados siempre, hasta apagarse la luz de la existencia.
Así como tú, también los he visto.
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