lunes, 2 de febrero de 2015

Ser papá con la ayuda de Dios

Hoy quiero hablarles de un ser muy especial que a veces el resplandor de la madre lo opaca, me refiero al PADRE.Creo que una de las tareas más difíciles es ser padres. Es relativamente fácil ser albañil, mecánico, ingeniero, médico, abogado o profesor porque son oficios o profesiones que se ejercen por determinado tiempo y en circunstancias muy puntuales, pero se es padre para siempre. Como hijos nos es fácil cuestionar a nuestro progenitor por algunas acciones o actitudes, pero cuando nos llega el momento de serlos comprendemos claramente cuáles eran sus intenciones o propósitos y entendemos por qué nos concedió o negó algunas cosas o tuvo determinados comportamientos. Creo que solamente después de tener mis hijos puedo juzgar o valorar la labor del hombre que me dio el ser. Nadie nace con un manual en la mano con instrucciones de paternidad, ojalá fuera así, pero se aprende cometiendo muchos errores. A pesar de todo es una bendición. Los hijos nos enseñan todos los días paso a paso cómo realizar esa tarea encomendada por el Creador. Con los hijos aprendemos a hacer y volar un papagayo a bailar trompo, jugar metras o béisbol,reparar bicicletas, jugar con muñecas o en barbielatina.com, comprar sombras, labiales, juegos de té o cochecitos, bajar una fiebre, curar una herida, quitar un hipo o unos puntos y calmar desde una tos hasta una alergia. Ser padres nos ayuda a emprender muchas cosas, estudiamos, procuramos el mejor empleo,adquirimos vehículo, ampliamos la vivienda, hacemos negocios, realizamos inversiones y todo esto para brindarles un mejor porvenir a nuestros hijos o dejarles algo con lo cual puedan defenderse en el mañana. Ser padre es tener mucha paciencia para ver el fruto de la semilla sembrada desde que están muy pequeños. Queremos que nuestros hijos sean los mejores, los más educados, los mejores en comportamiento, los más obedientes, los más respetuosos, los mejores estudiantes,los más sobresalientes del grupo, los que se lleven los comentarios excelentes y esto no ocurre de la noche a la mañana requiere bastante tiempo e igualmente influye lo que vean en nuestro diario andar. En ocasiones las cosas no salen como deseábamos, la terquedad, desobediencia o inexperiencia hace que fallen en algunas áreas y es en ese momento donde se requiere que nazca el perdón acompañado de un “te amo aún” y les brindemos una segunda oportunidad. Dejarlos libres para que se equivoquen, aprendan de los errores y sufran las consecuencias de sus actos, aunque nos duela, es también parte de nuestro trabajo. Ser padre es ejercer con sabiduría la autoridad que Dios nos ha otorgado, cuando los hijos se rebelan o desobedecen, requieren de nuestra firmeza. Ser buenos padres no es cuestión de azar, si tenemos buenos o malos hijos algo hemos hecho y una cuota de responsabilidad nos corresponde. Aunque ser padre no es sencillo aporta muchos beneficios, por ejemplo verlos crecer, avanzar en los estudios, graduarse o escuchar a alguien referirse positivamente de ellos de los bien que les va en un determinado deporte o el desarrollo de una habilidad o talento. Los hijos dan alegría a la casa, le dan un toque muy especial aunque a veces esto conlleve algunos desórdenes o ruidos exagerados. Ser padre también es una tremenda responsabilidad, el tiempo dirá si nuestro trabajo fue bueno o malo. Definitivamente Dios no se equivocó al crearnos y lo mejor de todo es que no nos deja solos,constantemente nos orienta y nos da ejemplo para que le imitemos y parte de esa ayuda la constituye nuestra esposa que ya sea por orientación o reclamo nos ayuda en la formación de nuestros hijos. Si soy buen o mal papá lo pueden decir mis hijos, sólo Pedro Ezequiel y Elizabeth tienen la última palabra.